La inteligencia artificial puede leer nuestros pensamientos
Muchas empresas de neurotecnología desarollan sensores cerebrales capaces de descodificar nuestro estado de concentración, nuestras emociones e incluso el contenido de nuestra mente.
El desarrollo de la inteligencia artificial continúa su frenética carrera y se acelerará aún más. Los recientes anuncios de inversión masiva en esta industria lo confirman. En los Estados Unidos, un nuevo emprendimiento llamado Stargate que reúne a OpenAI, Oracle y Softbank empleará 500 billones de dólares en los años subsecuentes para construir centros de datos dedicados a la IA.
En Francia, algunos días después de la inauguración de la Cumbre de Acción sobre la Inteligencia Artificial (AI Action Summit) que tuvo lugar en París del 6 al 11 de febrero, el presidente Emmanuel Macron dijo en la televisión nacional, France Télévisions, que fondos de inversión y empresas privadas invertirán 109 billones de euros para que Francia se convierta en una potencia de la IA. Poco después, la presidenta de la Comisión Europea Ursula von der Leyen anunció que la Unión Europea pretende movilizar 200 billones de euros para la inversión de la IA en Europa. ¿Por qué gastar sumas tan estratosféricas en IA? ¿Cuáles son los objetivos de estas empresas de tecnología y los gobiernos con los que están conectadas?
Para muchos, la inteligencia artificial es la IA generativa que encontramos en los chatbots, estos agentes conversacionales como ChatGPT de OpenAI, Gemini de Google, Grok de xAI o Deepseek de la compañía china del mismo nombre. Los programas de IA generativa para crear imágenes y videos también han sido adoptados rápidamente por el público general.
También hemos escuchado cada vez más sobre aplicaciones de IA para la salud, para la detección de cáncer por ejemplo. Cuando el presidente estadounidense Donald Trump le preguntó sobre el uso de los sistemas de IA que serán entrenados gracias al proyecto de Stargate, el cofundador y Director de Tecnología de Oracle Larry Ellison sólo habló sobre el sector de salud, promoviendo vacunas anticancerígenas de ARN mensajero (ARNm) creadas con IA. ¿Pero es en realidad para mejorar la salud de las personas que estas compañías tecnológicas gastan tanto dinero en el desarrollo de sistemas de IA? Tenemos todo el derecho de dudar sobre los supuestos impulsos altruistas de estas corporaciones hipercapitalistas.
En este vídeo, Larry Ellison de Oracle ve la supervisión de la IA como una forma de mantener a los ciudadanos en su “mejor conducta” porque “estaremos constantemente grabando y reportando todo”.
¿Qué pasa si una de las respuestas a la pregunta de Trump se encontrara de hecho… en nuestra mente?
De manera paralela al desarrollo de la IA generativa, que es el aspecto más visible de la inteligencia artificial y en el cual se enfocan la mayoría de los debates públicos, muchas empresas de tecnología están avanzando en otros sectores. A menudo discretamente, lejos del escrutinio y de diálogos democráticos. Las firmas de armamento y vigilancia se encuentran entre estas. Pero las empresas de neurotecnología también se benefician con los adelantos de la inteligencia artificial.
Neurotecnologías
Las neurotecnologías comprenden un conjunto de métodos y dispositivos electrónicos que interactúan con el sistema nervioso para analizar, registrar y modificar la actividad cerebral.
La inversión privada en empresas de neurotecnología ha visto un incremento de 22 veces (+2200%) entre 2010 y 2020, alcanzando un total de 33.2 billones de dólares en 2020, de acuerdo al reporte publicado por Unesco en julio de 2023. Los gobiernos también se encuentran bastante activos en este aspecto, con más de 6 billones de dólares invertidos de 2013 a 2020. En 2025, el valor del mercado global de la neurotecnología se estima en 17.3 billones de dólares y se espera que supere los 50 billones de dólares para 2034.
Una de las compañías de neurotecnología más famosas es Neuralink, cofundada en 2016 por el empresario sudafricano Elon Musk, el hombre más adinerado del planeta. El 29 de enero de 2024 anunció que, por primera vez, su empresa había implantado un chip en el cerebro de un paciente. Poco después Musk publicó en X que el primer producto de su compañía se llama Telepathy (telepatía) y que este permitiría a la gente controlar su teléfono y computadora, y por ende muchos otros dispositivos, sólo a través del pensamiento. Otro producto de Neuralink se llama Blindsight (visión ciega), cuyo objetivo es posibilitar que personas ciegas vuelvan a ver.
Las aplicaciones terapéuticas de las neurotecnologías prometen ser vastas: facilitar que personas con parálisis puedan volver a caminar, reducir o eliminar crisis de epilepsia, comandar a prostéticos o sillas de ruedas con el pensamiento, y también detectar y tratar patologías psiquiátricas como trastornos obsesivos compulsivos, esquizofrenia, Alzheimer y enfermedad de Parkinson.
Va aún más allá: las neurotecnologías pueden leer nuestros pensamientos.
La IA analiza el cerebro
La inteligencia artificial agiliza el desarrollo de las neurotecnologías gracias a su capacidad para analizar grandes cantidades de datos cerebrales. (Leer el reporte de las Naciones Unidas “Efectos, oportunidades y retos de la neurotecnología en relación con la promoción y la protección de todos los derechos humanos”, p.3) La IA generativa, en particular, ahora puede descodificar información neuronal que antes era indescifrable como las palabras que alguien está pensando.
En un estudio publicado en diciembre de 2023, investigadores de la Universidad de Tecnología de Sydney conectaron un casco para electroencefalograma (que mide la actividad eléctrica cerebral) a grandes modelos de lenguaje (redes neuronales profundas como las que utiliza ChatGPT). Los participantes leían frases en silencio mientras una IA llamada DeWave analizaba la información de su cerebro para traducirla en palabras.
En este vídeo, vemos a un hombre equipado con un casco para electroencefalograma que piensa, por ejemplo, en el enunciado: “Sí, me gustaría un tazón de sopa de pollo, por favor”. Entonces la IA de DeWave traduce esta información como: “Sí, un tazón de sopa de res”.
Esta neurotecnología “cerebro-a-texto” alcanzó un puntaje de precisión del 40% en este estudio, uno de los primeros en su tipo. Los investigadores en la Universidad de Tecnología de Sydney piensan que en el futuro obtendrá una precisión del 90%, lo que significa que esta IA será capaz de leer casi todos los pensamientos hasta la última palabra…
Vigilancia mental
La IA DeWave es aún más impresionante ya que es utilizada con un dispositivo no invasivo, un casco para electroencefalograma, el cual no necesita implantarse por dentro del cráneo. Este no es el caso de otras tecnologías “cerebro-a-texto” que requieren la inserción de un chip en el cerebro, o en su superficie, a través de una cirugía. Asimismo, un casco para electroencefalograma es un dispositivo ligero, portátil y accesible, a diferencia de una máquina para imágenes de resonancia electromagnética, que también permite la descodificación de pensamientos.

Muchas empresas alrededor del mundo ya utilizan dispositivos de sensores cerebrales no invasivos para monitorear a sus empleados. Estos sensores no pueden leer sus pensamientos todavía porque la tecnología “cerebro-a-texto” aún se encuentra en desarrollo, sin embargo pueden detectar si sus empleados no están suficientemente concentrados.
En la última década, la empresa australiana SmartCap Technologies vendió sus dispositivos de neurotecnología a más de 5000 compañías a nivel mundial, en las industrias de minería, construcción, transportes, aviación y ferroviaria. ¿Su propósito? Asegurar que sus empleados se mantengan despiertos gracias a un sensor cerebral situado en el interior de su casco de protección o gorra, el cual envía una señal en cuanto detectan somnolencia. (Leer The battle for your brain de Nita Farahany, pp.40-41)
En los Estados Unidos, la empresa Emotiv creó MN8, un par de auriculares equipados con sensores cerebrales. Con sólo dos electrodos, uno en cada oído, el dispositivo MN8 permite a los empleadores monitorear las funciones emocionales y cognitivas de sus empleados en tiempo real. Estos auriculares también envían una señal al trabajador y a su superior cuando detectan un estado de enfoque reducido. (Leer The battle for your brain de Nita Farahany, p.48)
En 2019, una escuela china en Jinhua usó sensores cerebrales en sus estudiantes para rastrear sus niveles de concentración. Este proyecto piloto fue cancelado posteriormente debido a la protesta pública. Sin embargo, es probable que otras escuelas también utilicen dispositivos neurotecnológicos similares en adelante.
Así, los sensores cerebrales son utilizados por miles de compañías y serán empleados en mayor medida en el futuro, ya sea en el trabajo o la escuela. Los dispositivos a nivel del consumidor también están disponibles, para facilitar la meditación, mejorar la calidad del sueño o jugar videojuegos, por ejemplo. Es sólo cuestión de tiempo para que estos objetos sean también capaces de leer los pensamientos de los usuarios.
Un reportaje de Context sobre los sensores cerebrales. El vídeo empieza mostrando que ya es posible encargar algunos por internet.
Una nueva fiebre del oro: nuestra información cerebral
La inteligencia artificial necesita grandes cantidades de datos para ser entrenada. Dado que casi toda la información disponible de manera pública en internet ya ha sido analizada por las grandes compañías de IA, ahora requieren nuevos datos para seguir mejorando sus modelos. En este contexto, las neurotecnologías representan una oportunidad atractiva para estas firmas, ya que les permiten recolectar cantidades masivas de datos cerebrales, que contienen información abundante y valiosa. Muchas empresas aprovecharán esta oportunidad, por lo tanto la vigilancia mental se volverá más y más extensa e intrusiva.
Esto genera cuantiosos riesgos, aún más dado que estos sensores neuronales también pueden modificar la actividad cerebral: vigilancia masiva, completa pérdida de la vida privada, manipulación del pensamiento de las personas, sus emociones y sus cuerpos, robo de datos cerebrales, ciberataques… Al tanto de estos peligros, neurocientíficos e instituciones como la Unesco se están movilizando para proteger nuestros neuroderechos, especialmente nuestro derecho a la privacidad mental, enfatizando la urgencia de actuar frente al muy acelerado desarollo de las neurotecnologías. Este será el tema de mi segundo artículo.
- Arnaud Mittempergher
Gracias a Priscila Páez para la traducción de mi artículo al español.
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